miércoles, 11 de febrero de 2009

CONCIERTO PARA UN DIA DE LLUVIA | Primer Movimiento

Comenzar de nuevo esconde siempre una idea de aliento, de esperanza; la magnifica ilusión humana de que podemos renovarnos constantemente. Con el dolor de mis heridas aun frescas, con las marcas que no cicatrizan por el paso del tiempo, la idea se había apoderado de mi mente: el provenir milagroso, la escapada fácil de los problemas, había llegado a su fin. Mi refugio mental, mi boleto a la luna, tenia fecha de vencimiento. El momento paso, la llegada es hoy. Presente, el momento justo.

Con ese vacío y el temor a ser descubierto, nuevamente a insertarme en la fría maquinaria de las relaciones humanas. Las caras que uno recuerda cuando olvida a la personas, las personas que siguen justo donde uno las había dejado, las cosas en su lugar; las cosas que no pudimos desatar, esos nudos que hoy son mas fuertes, son lazos que nos obligan a revivir nuestros pasos. La cabeza gacha, el gesto duro, los pasos acalambrados. El mismo camino que jure no recorrer, las mismas ideas de escapatoria y aun así la común sensación de que esto es lo que debo hacer. No me lo debo a mi mismo, sino a los demás. El vacío de mis preocupaciones solo podría traerme mas inquietudes. El vacío. Soledad, tal vez. O algo mucho peor.

Pedro avanza por su sendero marcado, mira con torpeza a su alrededor y comprende que en este mundo hay demasiadas personas como para ser uno. La multitud es un ideal, algo en que perderse, ser como los demás y dejar de lado las tribulaciones. No puede ser tan fácil. Aun se debe pagar el precio, aunque Pedro siente que ha pagado ya suficiente. Pero el costo no se puede cubrir con la carne, con el dolor físico, eso carece de valor si no va de la mano con una muerte interna, un renacer; el precio mas alto es perder el alma misma y volver a nacer siendo el otro. El otro, el mismo. Sus fantasmas habitan dentro de su imaginación, pero esas fantasías de gloria y admiración ya son muy lejanas a su presente actual, la realidad es demasiado cruda y una simple visión ya no tiene la misma magnitud que tenia tiempo atrás.

No es inocencia, no es tampoco culpa. Es la falta de interacción la que lo obliga y guía su actuar, Pedro esta encadenado a emociones que aun no comprende, no puede desarrollarlas por sus diferencias, por su encierro, por su temor a descubrir y descubrirse. Aun así, ese temblor lo atrae. Va al choque. La muerte en vida no puede soportarla por mucho mas tiempo, y si es el momento de que todo se termine, es mejor ir de frente. Salir a buscarlo. Enfrentar.

1 comentario:

Vanina dijo...

Tati! Recién descubro tu blog... algunos cuentos ya los había leído pero nunca está de más releerlos nuevamente. Sobretodo éste que me encanta... junto con "Vacío". Prometo pasar seguido...

Si algún día sacas un libro yo lo compro... jaja.
Un beso...

Vani.