martes, 24 de febrero de 2009

CONCIERTO PARA UN DIA DE LLUVIA | Tercer Movimiento

Pedro miró por sobre su hombro. Un movimiento lo había asustado, eran las sombras. Aguardaban por él. Preparándose para su inevitable destino, pensó que tal vez la mejor forma era dejarse llevar por la corriente, y soltar aquellas presiones de batallas perdidas, que no era lo suficientemente valiente como para enfrentar en este momento. No era una cuestión de coraje, sin embargo. Todo radicaba en su fuerza, su potencia interna. La pasión con la que hacemos las cosas. El día a día consumía su fuego; Pedro se desvanecía, y las sombras estaban mas cerca. La película de la vida comenzaba a proyectarse atravesando sus ojos. El fuerte resplandor, los rayos y los proyectores consumían sus pensamientos. La música no estaba tan fuerte. Los gritos estaban callados.

Sonriendo y maldiciendo al mismo tiempo, Pedro se abre camino entre las multitudes y piensa que el mundo se mueve con un ritmo equilibrado, la gente esta bien posicionada sobre el tablero, y aprovechan el momento indicado para hacer sus movimientos. Él falla al primer intento, pero nadie lo nota, entretenidos con sus propios roles. Avanza por segunda vez y se acomoda, lo siente y todo esta en su lugar. Dura unos segundos, pero es suficiente, es lo necesario para no castigar su mente por los pecados cometidos mas temprano. En su mente, la lista se repite una y otra vez. Piensa en los tormentos por padecer, decide cuales puede soportar en este momento, y se prepara nuevas trampas para volver a caer. Ya nada parece ser suficiente. Esta vez todo avanza demasiado rápido. Un sonido, un destello, las sombras avanzan y están con él, consumen las multitudes. El incesante ruido de la lluvia, las goteras, las paginas gastadas que aun no se han leído. El talento aguarda dormido en la próxima habitación.

La puerta se abre de golpe, con incertidumbre pero sin sorpresa. Los pasos son lentos pero firmes, la dirección es inequívoca. Las sombras se detienen en el marco, los ojos de Pedro están en blanco, piensa que aun necesita mas tiempo, pero no luchara por él, se dejara llevar. No puede resistirse, es tarde, y le falta la fuerza. ¿Que hubiera hecho con lo que le fue quitado? Lo que ocurre con el tiempo que no se vive, no sucede, no existe. Pedro sabe que llegó su hora, debe levantarse, y aun el paisaje es familiar y peligroso. Ante él, es el camino que debe tomar, el camino al que es arrastrado, el camino que ya ha tomado. Todos comienzan, pero nunca se terminan.

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