jueves, 26 de marzo de 2009

Descubierto

La sensación, el momento, las discusiones triviales por sobre el ruido de la mesa, esa mirada tal vez cómplice, tal vez victima; el silencio al mirar mis manos y encontrar el momento para dejar escapar la mente. El olor me recuerda el presente y el momento, la conexión con lo instantáneo y los caminos que se han cruzado, la situación actual y pensar que no hay vuelta atrás; los kilómetros recorridos y el camino ya pisado, las huellas profundas en la tierra que recuerdan una foto de aquel lugar que estuvo siempre pero que nunca fue. Una anécdota, una recuerdo, un momento de humanidad genuina encubierto con esperanza, los oídos atentos y la alegría de dejar de vivir por un instante.

La torpeza usual de mis movimientos, el temor por los descubrimientos y el calculo de todos los días, corriendo en ese sendero que no conduce a ningún lado, las conversaciones de ayer hoy siguen vigentes en el aire, pero han perdido fuerza, convicción, al punto que pienso en que nada podría realmente facilitarme las cosas, porque no se hacia donde quiero ir, y no se como obtener aquello que aun creo estar buscando. Entre los sonidos y el ritmo, la familiaridad de esa música que me ha alimentado hace pasar el momento, quiero sentirme completo pero aun me faltan varias piezas, quiero comenzar a vivir y aun no he despertado. Debo acostumbrarme a poner los pies en la tierra, dejar de volar alto; no hay mas sitio para continuar durmiendo sobre las nubes.

Entre las carcajadas lejanas y lo corriente de la rutina, trato de comprender que es lo que mueve al mundo, que es lo que me detiene, como salirme de este laberinto cuando la salida esta marcada en todas las esquinas; como vencer el encierro que existe solo en mi mente, como puedo trepar estas cuatro paredes que adquieren multitudinarias formas. Como saber cuando correr del lobo, cuando aun no he descubierto si yo soy la presa. Temo por los falsos profetas y por el momento, por las trivialidades y por el silencio. La oscuridad brilla en mi mente y los dolores de cabeza, me devuelven al mundo y me arrojan violentamente de él. Trato de sobrevivir en este cuerpo, cuestionando cada paso de mi existencia; pienso en los desafíos y en lo frívolo de mis objetivos. Descubrir mis motivaciones, es el temor oportuno. Descubrir mis intenciones, el terror de todos los días. Descubrir quien soy, mi padecimiento.

3 comentarios:

Irlandés En Baires! dijo...

después de mucho tiempo me tomé el atrevimiento de pasar por acá y echar una miradita. y me tomó mayor atrevimiento aún al dejarte algo, una huellita mía:


te paro ante el atardecer
y te miro a los ojos
y te veo morir
en todo tu infierno me pierdo
¿por qué no te dejas salvar, por qué no?
y niego el peor pensamiento
evoco mi mejor recuerdo
espero el dolor lo conviertas en oro
poque el sol existe para todos
lo que tu y yo sabemos
superó hace tiempo
cada ciencia, lógica, concepto y
comentario de filosofía eremita
lo que tú no sabes
y que quiero tu comprendas
es lo insustituible
y solo tuyo que es:
el don de la vida


PD: me seguís debiendo una cerveza. ;)

Pablo Alaniz dijo...

Estimadisimo! Mire uno donde lo vengo a encontrar. Dsp de semejante texto se me ocurren muchos comentarios, pero a su vez nada.

Que tal descubrir las trivialidades del mundo en CEDUCA? :P

Vanina dijo...

Muy bueno Tati... me gusta.

Suelo pasar por acá cada vez que ando un poco decaída y tengo la necesidad de leer algo que me alivie... tus textos por suerte lo logran.
Por más que los haya leído más de una vez, siempre se puede rescatar algo nuevo.

Besos!